miércoles, junio 27, 2007

Cuba, día 3: Lluvia

Amaneció lloviendo y no paro en todo el día. Nos juntamos tipo una del mediodía con los gallegos en el bar de la noche anterior y esperamos hasta las 3.30 a unas “amigas” de estos. Era su penúltimo día y lo querían pasar con las que mejor habían estado en la semana. Ok, estarán buenas pensé. Tres negras de las que solo zafaba una, “No me molestaría pasar todo el día con ella,” dijo Fernando, y así fue. Estaba linda de verdad y me cayo simpática, Dari, recuerden ese nombre. Aparentemente las chicas se ponían las pilas y por esto fueron las elegidas. Comimos en el restaurante del hotel y yo de nuevo pagando por las jineteras ajenas. Una de ellas terminó su plato de pollo a la plancha en 120 segundos, lo que me deprimió un poco, eso no era gula.
A todo esto, Jaime no tenía chica, así que nos la pasamos hablando de historia hispanoamericana y costumbres en nuestros respectivos pueblos. Estos golfos se dedican solo a putas, su salida del fin de semana es putas y por supuesto, ninguno tiene novia ni es casado a sus treinta y pico 40. Putas, putas, putas. Las hay argentinas, paraguayas brasileras, checas, húngaras, lo que sea. Y eso solo en su pequeño pueblito.
Como dije, nos pasamos todo el día en el bar, que estaba arriba del restaurante en el que comimos, tomando mojitos que para prepararlos el barman sacaba la hierbabuena de un cantero que tenía ahí, al lado de donde estábamos sentados. En algún momento llego un pelado con dos jineteras, una estaba remil buena. El pelado tenia una camisa que si no era de seda le pegaba en el palo. A la noche tipo una, después de pasar 12 horas en el puto bar, salimos a dar una vuelta, pero yo los deje después del primer par de cervezas, estaba cansado y estos seguramente se iban a ir de putas y yo ya me había hecho toda una idea sobre eso. Guevara me miraba desde el cielo. Los dejo y a la media cuadra cruza la calle y se me acerca un pelado, no el de la noche anterior ni el de unas líneas arriba, otro, y me dice, Hey argentino, que paso anoche? Que paso con que? le dije. Anoche que no te fuiste con tu chica, dijo, Como? Anoche que los robaron, dijo. Lo mire para ver si lo conocía, creí que era el pelado que nos había traído a las minas pero no, nunca lo había visto creo, y este tipo sabía demasiado. Nada, le dije, no vine a Cuba a buscar mujeres y una de las minas le robo a uno de los gallegos. No se si solo quería dejar en claro que sabia todo lo que sabia o que, pero dijo un Ah ok, y se volvió a su lado de la calle. A todo esto, las calles son oscuras, como sistema de ahorro el alumbrado público no esta encendido en La Habana, así que las únicas luces son las de los frentes de los edificios y casas, yo todo se ve como si una banda de zombies va a aparecer corriendo hacia uno en cualquier momento. Pero no hay una sensación de inseguridad, por lo de “dos millones de habitantes, un millón de policías,” sino no se como seria la cosa.
Volviendo al pelado, saben todo lo que yo sé de ese tipo. No se quien era ni como sabía lo que sabia. Supuse que los de seguridad del hotel me habían señalado con el dedo y le dijeron, Este es argentino y bla bla bla. La noche anterior había tenido un breve entredicho con estos personajes aclarándoles que lo de las jineteras y su parte, era todo un presupuesto para mi, y me dijo uno (eran 3), Ustedes están 3 a 1 con el dólar, no? Si le dije, me sorprendió se cultura en economía internacional. Bueno, dijo, nosotros estamos 25 a 1, así que no me vengas con presupuestos. Debería haberle dicho que yo no cobraba el equivalente a un sueldo por estar sentado y dejar pasar putas a las habitaciones, pero uno no se pone a discutir con la seguridad de su hotel. Al otro día confirmé que todos estos eran la red, y nosotros, los “turistas,” éramos los pescados. Las jineteras se conocían con los guardias por nombre, el pelado sabía todo del episodio de la noche anterior, y yo que veo a los negros todos iguales ni siquiera sabía con quien estaba hablando.