sábado, julio 28, 2007

Día 10: El Corto Maltés

Trinidad estuvo bien, nada que remarcar excepto que es una hermosa ciudad colonial. Tomamos ron con miel en un bar de piratas y esas cosas. Es cierto, el caribe estaba lleno de piratas.
En La Habana salimos con Françoise (a quien a partir de ahora llamaré “F”) como para cogernos a todas las jineteras. Yo salí sin forros y compre 4 por dos dólares (la mayor estafa que sufrí en Cuba) al seguridad de un bar que también me ofreció chicas. Debí haberlas aceptado.
Pasamos a buscar a los Barceloneses con quienes habíamos quedado en su hotel, el Sevilla, muy lindo, tipo el Nacional, clásico onda Al Capone. En el bar del hotel vimos una banda de salsa (en todos los putos bares hay una banda de salsa que después de tocar las mismas putas 5 canciones pasan la gorra y te venden el CD) con la cantante mas fea que vi en mi vida. Era un gnomo. F, que la vio de cerca cuando pasó por la mesa (yo estaba en el baño) me dijo que no era tan fea de cerca. F estaba en llamas, se enamoró perdidamente de la moza que no era para tanto.
F dijo, hablando de historietas, tema del que no sabe nada, que le hago acordar a un pirata que no se acuerda el nombre. El Corto Maltes, le dije. “Si, ese!” dijo. Gracias F, un amigo! Le dije que tengo un gran retrato del Corto enmarcado en el living de mi casa que precisamente me había hecho traer de su París.
Nos desencontramos con Rosa y Joan y nos fuimos a La Casa de la Música, famosísimo cabaret del que no sabíamos nada, creíamos que era un boliche “normal” para cubanos. Nop, era para turistas, 10 dólares la entrada y 3 la cerveza, esa mierda de Beck (yo prefiero la Cristal, que es suave, la Beck y Bucanero son negras, que no me gustan). Vimos un buen cuerpo de baile de, por supuesto, salsa. F espera que alguna de las bailarinas jineteara. Es un inocente, si alguna jinetea, cosa muy probable, él no podría pagarla.

El boliche era una cagada. Casi no había gente y las más “locas” eran unas rubias gordas de algún país de Europa del norte.
Por mi parte estoy pensando seriamente en ir a buscar a la jineterita del otro día, Yanelle, la cara.